La vida del toro en la dehesa.



Existen muchas diferencias entre la vida del toro bravo en comparación con otros vacunos. El toro vive cuatro años, el resto de vacunos seis meses. Uno vive en la dehesa, otro en una explotación ganadera. El toro incluso muere con la posibilidad de defenderse en la lidia, el otro en un matadero donde llega la noche de antes y sufre lo que más descompone a un vacuno que es el olor a sangre...



La historia de la ganadería de reses bravas cuenta con más de tres siglos, desde que los criadores españoles iniciaron la selección del toro de lidia para las fiestas taurinas en el siglo XVIII; lo que hace de estos animales la raza bovina más antigua del mundo.
El toro de lidia es fruto de la labor de selección llevada a cabo por los ganaderos de reses bravas que  han ido adaptando durante tres siglos a la evolución de la Tauromaquia, gracias a su inigualable diversidad genética. El constante cambio viene marcado por los gustos del público y de los toreros. A diferencia de otras razas, la de lidia está estructurada en variedades llamadas encastes. De hecho, estudios genéticos de la raza han demostrado que el grado de separación genética entre dos encastes es muy superior al que puede existir entre las razas bovinas europeas.
El toro bravo nace y se cría en el campo, en la dehesa. La dehesa es una gran finca de secano, con abundantes pastos y arbolado, en general encinas y robles. En ella pastan las reses de las ganaderías. su crianza se extiende por más de 500.000 hectáreas entre España y Portugal, y contribuye de forma extraordinaria a su conservación de la dehesas que está considerada por la Unión Europea como espacio de Alto Valor Natural (AVN), porque estamos ante una reserva natural de biodiversidad donde coexisten muchas especies animales y vegetales. Y España es el país europeo que más superficie AVN posee.
La cría del toro de lidia es un ejemplo de sostenibilidad, pues por un lado genera miles de puestos de trabajos directos e indirectos, con una cualificación especial, como técnico agropecuario  y una dedicación exclusiva, desde El mayoral, que conoce a todas las reses, su genealogía y es el encargado de realizar las órdenes del ganadero, se ocupa de dirigir los traslados y de estar al frente de los lotes durante su lidia,. a los vaqueros, cabestreros, pastores y zagales, que se ocupan del estado tanto de vacas, cabestros y crías  ; y por otro lado,  se contribuye al mantenimiento de la dehesa, por tratarse de una raza autóctona que se adapta perfectamente al medio natural. Gracias a su
rusticidad ayuda a la supervivencia de especies que están en peligro de extinción, como el lince ibérico, el águila imperial e ibérica y la cigüeña negra. con los que comparte el territorio. Por tanto, protege la biodiversidad de la flora y la fauna autóctonas.
En el campo se cuida mucho a los toros desde su nacimiento, durante su crecimiento, reciben en el campo todo tiempo de antenciones, desde la comida hasta los controles veterinarios que pasan periódicamente en la ganadería. El toro es el dueño, el rey de la dehesa, debido a las características de una cría semisalvaje; y además influyen en la fijación del tejido rural.


El toro vive plácidamente en la dehesa entre cuatro y cinco son los años. Nos encontramos ante el animal que más tiempo vive en régimen de semilibertad, cuyo único fin es dar su bravura en la plaza. Precisamente, su largo ciclo productivo y sus características de manejo hacen que la cría del toro de lidia sea la producción animal más costosa que existe y que además esté sujeta a riesgos e incertidumbres. Estudios realizados por la UCTL han mostrado que el coste de producción del toro de lidia es de alrededor de 4.500 euros.

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